La escritora Banana Yoshimoto (ばななよしもと) eligió su seudónimo en honor a las flores de banano, a las que consideraba "más linda y andrógina". Su personalidad extravagante, kawai y sentimental se refleja en su cada página de su prosa, cautivando a miles de jóvenes de todo el mundo. No, no solo es querida en Japón. Basta darse un recorrido por la internet para darse cuenta que la mayoría de sus lectores cruzan las fronteras del sol naciente.

La literatura de Yoshimoto es la de las frases memorizadas, aquellas que valen la pena recordar porque suenan tan bien como las que se escuchan en los doramas o en las canciones pop. No es de extrañar que en Japón se le califique de tener un estilo shojo o romántico, atrayente al público femenino. En páginas como "Pinterest" uno se encuentra así con múltiples citas de sus obras; todas ellas ligadas al romance, la pareja, el amor, la vida, etc. Un ejemplo de los que abundan es la siguiente cita:

Era tan hermosa que se sentía casi como la tristeza. Cita de Tsugumi de Banana Yoshimoto

Pero antes que nada,  si pensamos en Yoshimoto debemos pensar en Kitchen, su mayor éxito. Publicada en 1988 durante sus años de universitaria, esta novela fue galardonada en Japón con los premios Newcomer Writers Prize e Izumi Kyoka. Luego de eso le siguieron  N.P., Amrita y Tsugumi y los libros de cuentos Sueño profundo y Recuerdos de un callejón sin salida. A todas estas publicaciones ella le ha denominado su primera etapa.

Las novelas de Yoshimoto traducidas en diferentes idiomas

Más allá del encanto juvenil que desprende, otro mérito de sus novelas es la exploración a los problemas del mundo actual, el cual aborda de manera simple y a manera de moraleja. Si bien en desmedro de una mayor complejidad argumental y de los personajes, la filosofía optimista que plantea logra muchas veces conmover. Temas como el consumismo, el quiebre de las estructuras tradicionales, el individualismo o la soledad son cuestiones  que logran ser superadas o al menos reflexionadas.

Como se dijo antes, lo particular es que estas historias bien pueden comprenderse en Japón como en cualquier parte de occidente, pues en ellas las marcas de identidad, nacionalidad y tradición parecen difusas. En ese sentido, la prosa de Yoshimoto resulta una visión posmoderna que -precisamente por ese detalle- cautiva a lectores extranjeros. 


Kitchen, el aprendizaje de vida desde la cocina 

Una fotografía artística con la novela "Kitchen"  al centro

De manera puntual, se puede decir que Kitchen recrea de manera simple los aspectos dolorosos y agradables de la vida. Esta novela está dividida en dos historias acerca de personas que hacen frente a la muerte de seres queridos, "Kitchen" y "Moonlight Shadow". Es precisamente esa cercanía con la muerte y la pérdida, la que conlleva a apreciar el valor de la vida. Más filosófica que fatalista,  Kitchen es un relato de aprendizaje con un final feliz provisto de superación

Es obvio que el atractivo  radica en su retrato de la vida de los jóvenes japoneses. La protagonista Mikage Sakurai es una joven que se encuentra sola tras la muerte de su abuela, su única pariente. Su amistad con Yuichi Tanabe pronto le posibilitará un hogar, pues  él y su padre transexual Eriko le ofrecen hospedarse en su casa, en vista de que podría ella sentirse deprimida y necesitada de una familia sustituta. 

La referencia a la "cocina" -título que porta la novela- se debe a que a través de dicho espacio Mikage encuentra un refugio para su soledad. Los electrodomésticos, los alimentos, el refrigerador y en general todo lo que colma este ambiente adquiere  una calidez maternal que -a pesar de su artificialidad- satisface a la protagonista


Creo que la cocina es el lugar del mundo que más me gusta. En la cocina, no importa de quién ni cómo sea, o en cualquier sitio donde se haga comida, no sufro


Precisamente, la significación principal atribuida a la cocina es la de vida, pues en ella los pensamientos tristes no aparecen. De ahí que la novela comience cuando Mikage, después de la muerte de su abuela, no soporta la soledad de su departamento y extiende su futon en la cocina para dormir junto a la refrigeradora. El ruido monótono de un aparato eléctrico era su único consuelo: 

Yo arrastraba un sueño tranquilo que acompañaba a una tristeza inmensa sin hacerme apenas derramar lágrimas […] El zumbido de la nevera me protegía de pensamientos de soledad […] Solo quería dormir bajo las estrellas. Solo quería despertarme con la luz de la mañana. 

Mikage no sólo valora positivamente la acción de cocinar, sino que le otorga una connotación afectiva, como significante de un significado ligado a la familia y a la niñez. Sin embargo, el contacto con los otros convierte luego a la cocina también en ese espacio de socialización en el que progresivamente Mikage se recupera emocionalmente. Durante la preparación de comidas para Yuichi y Eriko, ella empieza a justificar su existencia, siendo este pasatiempo también una terapia. 

Al respecto, la novela nos deja símbolos culinarios interesantes como las sopas. Siguiendo la tradición japonesa, estas resultan el emblema de la conexión humana y más específicamente de los lazos familiares; una razón para que la protagonista se esmere en cocinarlas y compartirlas con sus seres queridos. El soba y el ramen son la expresión de su afecto, sobre todo respecto a su interés amoroso: Yuichi. Cuando Mikage cocina para Yuichi hace sentir que desea afecto, correspondencia de él. Ella hace desear: la comida es como una ofrenda de sí misma, entregar algo de sí, dedicar un tiempo especial no solo para ella sino también para otro.  

Fanart retratando los días de Mikage durmiendo junto a la refrigerador


Finalmente, la soledad y la sensación de muerte logran ser subsanadas con los vínculos afectivos hacia el otro.  Mikage logra superar sus miedos y traumas, todo a partir de la cocina, el estímulo para esa superación. Las palabras finales de la protagonista reflejan la madurez alcanzada:


Cuando crezca más y más, me pasarán cosas diferentes, muchas veces me hundiré hasta el fondo. Muchas veces sufriré. Muchas reapareceré. No habrá derrota. No dejaré de luchar.
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Fuentes consultadas:


Yoshimoto, Banana 1991. Kitchen. Traducción de Junichi Matsuura. Mexico: Tusquets.